octubre 7

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¡Sal de allí!

By César Serrano Fernández

octubre 7, 2019

#emprendedores, #laboral, #motivación, #recursos humanos

Si entendemos la cultura empresarial como la forma o manera de hacer las cosas a través de unos valores o creencias, con el paso de los años, parece más evidente que existe una tendencia clara a romper con la cultura clásica en la forma de dirigir una Compañía, es decir, fomentando la iniciativa, la creatividad, la formación y el desarrollo de los miembros que componen la Organización.
Pero, ¿a qué me refiero con cultura clásica o tradicional? ¿Cuáles son sus rasgos característicos?


La información es poder.

Por tanto, los miembros de este tipo de organizaciones se sienten más cómodos guardando para ellos mismos la información pensando que así mejora y se hace indispensable su posición en la Empresa.
En este tipo de empresas la información no fluye de manera transparente y es un síntoma claro de inseguridad por aquellos que participan en este tipo de actuaciones. Las empresas más modernas fomentan la transparencia y rompen con las falsas interpretaciones, de tal modo que la información relevante fluye sin restricciones y está al alcance de los usuarios implicados.

El jefe manda y punto final.

Aún existen empresas en las que el jefe es incuestionable y estar en desacuerdo con él puede tomarse como un acto de rebeldía o ataque a la autoridad. “Se hace así porque yo lo digo” apelando al rango para justificar una decisión es una característica habitual en dirigentes de este tipo de organizaciones.
Las nuevas tendencias de dirección rompen con este tipo de comportamientos fomentando la participación de sus colaboradores, desarrollando en los miembros del equipo el espíritu crítico y creativo.

Los gritos y las amenazas como efecto impulsor.

Amenazar o gritar a los empleados para que actúen en base a las directrices marcadas por la Dirección es un rasgo distintivo de este tipo de empresas. Parecen olvidar que trabajan con personas, las cuales tienen sentimientos y pueden verse afectadas emocionalmente hasta el punto de perder la autoestima.
Está comprobado que una persona cuando recibe una reprimenda fuerte del jefe tarda en recuperarse y su rendimiento no será el mismo hasta pasado un tiempo.
La nueva cultura empresarial es conocedora del potencial formativo de las nuevas generaciones y apuestan por el acompañamiento y desarrollo de los colaboradores como efecto motivador.

Si te equivocas te pasa factura.

Cuando algo negativo se produce se busca al culpable y en algunos casos se encuentra a algún cabeza de turco que pague las consecuencias. Es evidente que todos nos equivocamos y que es precisamente de los errores de lo que más se aprende.
Deberíamos trabajar en empresas que nos permitan equivocarnos sin temor a ser despedidos y que fomenten la acción y la participación y no por el contrario fomenten el inmovilismo o la parálisis por el miedo a las fatales consecuencias del error.

Finge que trabajas sin descanso.

Es importante en este tipo de empresas figurar y dar la imagen de estar trabajando todo el día sin descanso. Según marcan los distintos convenios colectivos, las horas anuales de trabajo rondan las 1.800 horas anuales.
¿De verdad pensáis que las personas no descansan o se distraen en ese tiempo? ¿Pensáis que el 100% de las horas son productivas?
Si eligiéramos a un trabajador al azar y le preguntásemos si trabaja las 1.800 horas al año sin descanso ¿qué creéis que contestaría?
Puede que este trabajador dijese que sí, pero seguro que no opinaría lo mismo de su compañero, diría – “Ese sí que se rasca la nariz”.
Cada vez más, las empresas se dan cuenta de esta situación y reconducen la actividad laboral a la consecución de objetivos medibles y cuantificables con el fin proporcionar a los empleados cierta flexibilidad en la gestión del tiempo.
En la cultura anglosajona el hecho de echar horas extras es síntoma de improductividad, veremos si en España trabajamos en esa línea y perdemos el miedo o la sensación de abandonar el puesto de trabajo si nos marchamos a nuestra hora.

El trabajo es una cosa muy seria.

En este tipo de empresas parece un delito reírse en horario laboral, da la sensación de estar relajado, y claro, qué va a pensar el jefe si me divierto en mi jornada. Suelen ser empresas dirigidas por personas grises en las cuales no sabes si estás trabajando o en un velatorio.
Las empresas de las nuevas culturas prefieren moverse en ambientes frescos, con gente motivada y dispuesta a contribuir en el proyecto. No conozco a nadie que se levante por la mañana a trabajar y lo haga con ilusión si donde se dirige no va a poder ni mediar palabra por temor a las reprimendas.

Mi misión es trabajar para mi jefe.

Muchos profesionales que trabajan en este tipo de compañías lo hacen pensando en complacer al jefe más allá de que vaya en contra a lo que requiere la compañía.
En ocasiones, nos hemos encontrado con la posible pérdida de un potencial cliente porque cuando hemos tenido que solicitar ayuda a un profesional de otro departamento nos ha contestado –“Ahora es imposible, mi jefe me ha pedido un informe”.
Este tipo de personas necesitarían conocer su aportación al conjunto y no sentirse como meros esclavos de sus funciones individuales, es decir, sólo si son capaces de ver su contribución al conjunto serán capaces de priorizar.

En definitiva, la llama que enciende la motivación es la pasión por lo que haces, y por tanto, tienes que disfrutar y divertirte con lo que haces, por lo que las empresas deberían facilitar ese entorno para que se den esas circunstancias por las cuales los colaboradores sean capaces de contribuir sin sufrir.
¿Cómo lo ves?

César Serrano Fernández

Autor

Intento transmitirte ideas que pueden ayudarte si tienes un negocio, o te interesan.

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