Este de aquí abajo soy yo el viernes 13 de septiembre de 2024 a las 20:15 minutos.

Hoy me dedico a ofrecer formación en finanzas y gestión de negocios porque me mola el tema.

También me mola mucho tocar la guitarra y hacer juegos de magia, pero ahí no soy profesor sino estudiante.

¿Por qué te cuento esto?

Porque estás en la página “sobre mí” y ésta no es la página “sobre ti”. Aquí hablo de mi libro, claro coño.

También tengo que decir que lo que te voy a contar aquí es mi idea de quién creo ser en este momento, ya que las personas evolucionamos y somos el producto de nuestras creencias y experiencias pasadas.

Mi llegada al mundo fue un drama, mi madre falleció en el parto, mi padre enloqueció desde ese momento y mis dos hermanos mayores, que en ese momento tenían 13 y 15 años respectivamente, fueron quienes más lo sufrieron.

No te cuento esto para dar lástima (no soporto a los que van de víctima), sino para recordarte que todos tenemos una historia y que hay sucesos que nos marcan e influyen de por vida.

A mí, por ejemplo, el hecho de criarme sin madre, con un padre con problemas psicológicos y con mis dos hermanos me ayudó a no darle importancia a tonterías.

A partir de ahí, también tengo que decir que ahora no soy el mismo que era con 20 años o que el que era con 30 años.

¿Y sabes por qué?

Porque evolucionamos con cada nuevo conocimiento, experiencia o aprendizaje que incorporamos en nuestra mochila, y esto nos ayuda a modificar nuestro comportamiento.

Por esta razón, es por la que a este tipo de páginas habría que llamarlas “sobre mí ahora” porque el “sobre mí de hace 5 años” era totalmente distinto.

Según escribo estas líneas, me pregunto qué es lo que hizo que me gustase tanto formar a otras personas y creo que me viene de mi época en el instituto con 14-15 años.

Desde pequeño, siempre se me han dado muy bien los números y las matemáticas.

Creo que la clave era pillar la lógica desde el principio. Como tenía una buena base adquirida del curso anterior, siempre me resultaba muy sencillo aprender conceptos nuevos.

Cuando entré en el instituto (yo hice EGB, Bup y Cou) me hice mi grupo de coleguitas, pues como supongo que hace todo el mundo.

Yo era de los que solían sacar buenas notas y aprobar, pero lamentablemente mi núcleo de colegas más cercano solía suspender bastantes asignaturas.

Te cuento esto porque no solo estaba con ellos en el instituto, sino que además quedábamos al salir de clase.

Bueno, eso sólo pasaba hasta que teníamos los primeros exámenes de evaluación porque a partir de ahí mis colegas no salían.

Ellos suspendían, sus padres les castigaban sin salir, y yo me quedaba sin mis colegas para salir.

Me jodía un montón. Yo les decía

  •  “joder, si esta evaluación no vais a salir, espero que estudiéis y así salís a la siguiente”.

Me contaban que eran capaces de estar tres horas en la habitación mirando el techo antes que estudiar. Que estudiar era aburridísimo.

  • “Tócate los cojones, y estar 3 horas mirando el techo es la puta hostia, no te jode.”

Total, que en una ocasión me ofrecí a ir a casa de mis amigos los gemelos, Rafa y Manolo.

La idea era estar con ellos enseñándoles matemáticas para que aprobaran el examen siguiente.

No recuerdo exactamente si estuvimos viendo ecuaciones, derivadas o integrales, pero sí que recuerdo que después de casi una hora con ellos, Rafa soltó el bolígrafo, me miró a los ojos y me dijo...

  • “Joder tío, explicas fatal, no me he enterado de nada”

No encajé bien ese comentario y como era de esperar le contesté:

  • “No será que sois unos putos inúuuutilesss”

Ellos empezaron a reír y me dijeron:

  • “Joder, no se te puede decir nada. Es que tu problema es que como tú lo sabes, y sabes de qué hablas piensas que nosotros también estamos en tu puta cabeza y sabemos descifrarla”

Yo me piré cabreado y frustrado echándoles la culpa de todo y convencido de que era imposible que aprobasen jamás.

Pero más tarde, empecé a pensar que quizá tenían razón. Yo estaba sufriendo, sin saberlo en ese momento, “el mal del conocimiento” que dice que en cuanto sabemos algo, nos cuesta recordar cómo eran las cosas cuando no lo sabíamos.

El conocimiento nos ha maldecido y resulta difícil compartir lo que sabemos con los demás, al no poder recrear con facilidad el estado mental de nuestros oyentes.

Si quieres saber más sobre esto del mal del conocimiento, te recomiendo el libro “Ideas que pegan” de los hermanos Heath (Chip Heath y Dan Heath)

Total, que después del episodio me quedé frustrado y me dije que tenía que mejorar mi comunicación.

Está claro que no era mi responsabilidad si alguien no quería aprender, pero yo pondría todo de mi parte para transmitir el conocimiento de la manera más simple y sencilla.

Poco a poco empecé a disfrutar enseñando y notaba como compañeros y colegas aprendían de verdad, lo que me motivaba aún más.

Esta web y los cursos que ofrezco puede que tengan como origen ese hecho que sucedió en mi pasado y que hizo que me esforzara en mejorar mi comunicación.

Esto sólo es un capítulo más de mi vida y de cómo cada capítulo nos influye en nuestras futuras acciones.

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