Realizar una presentación en público es algo que nos suele poner nerviosos si no estamos acostumbrados a ello. Esto suele ser así por varias razones, entre las que destacan; el temor por hacer el ridículo y meter la pata, el hecho de no sentirnos expertos en la materia y que nos saquen los colores, o simplemente en pensar en la posibilidad de atascarnos al enfrentarnos a un público que nos observa.
En cualquier caso, una buena presentación puede resultar muy reconfortante, por esta razón, a continuación os mostraré algunas técnicas que podéis llevar a cabo para que se reduzcan los nervios y ganéis en confianza.
Generalmente, cuando vamos a realizar una presentación en público, lo sabemos con tiempo, y es en ese periodo cuando tendremos que trabajar para planificar la presentación. Rara vez tendremos que salir a exponer en público de forma repentina, y de ser así, suele ser para expresar una gratitud o dar la bienvenida a alguien.
Distinguiremos varias fases a la hora de exponer en público:
- Planificación preliminar. En esta fase recopilaremos información de:
- El público al que nos dirigiremos. Intentaremos recoger la máxima información respecto al perfil de los asistentes, cuáles son los motivos que le llevan a asistir al acto, qué nivel de conocimientos tienen en la materia, si son personas afables u hostiles etcétera. No se trata de exponer y “hablar de nuestro libro” sino de ponernos en el lugar del público y de averiguar qué es lo que quiero que crean y que escuchen.
- Las circunstancias que rodean al acto. En materia de organización, de si será un acto formal o informal, del tiempo del que disponemos, asistirán más oradores o seré yo el único, cómo tendremos que ir vestidos etcétera.
- El lugar donde se llevará a cabo el acto. Será conveniente comprobar las dimensiones del local, la acústica, el equipo disponible (micros, ordenadores, proyectores) etcétera, con la intención de familiarizarnos con el sitio y anticiparnos a los posibles imprevistos.
- Qué se espera de nosotros. Tendremos que fijarnos unos objetivos y una meta, si por ejemplo, presentamos nuestro producto a posibles clientes, la meta será persuadirles para que lo adquieran.
- El material necesario. Trataremos de ordenar y seleccionar el material que utilizaremos para la presentación, es decir, libros, publicaciones específicas, apuntes y bases de datos.
En definitiva, en esta fase tendremos que reunir toda la información necesaria que nos ayude a conocer el propósito del acto, así como el perfil de los asistentes.
- Estructurar la presentación. En esta fase tendremos que definir qué tipo de estructura vamos a llevar a cabo, y cómo lo vamos a hacer. El objetivo es conseguir estructurarla de tal modo que:
- Llamemos la atención del público.
- Que nuestro mensaje sea fácil de recordar.
- Que nuestro público no pierda el hilo, y se mantenga enganchado.
- Que sea de fácil comprensión.
La manera de llevarla a cabo, depende un poco del público al que va dirigida, y podemos estructurarla como si fuésemos a contar un cuento, es decir, de una forma más narrativa, o por el contrario, de una manera más formal haciendo una introducción del tema a tratar, desarrollándolo posteriormente, y terminar haciendo un resumen de lo abordado. En cualquier caso, recomiendo que a la presentación lleves anotaciones que te sirvan de guía durante el desarrollo de la misma, y te permitan seguir tu propia estructura.
- Ensayar el discurso. A menos que seas un experto orador, te recomiendo que ensayes antes de la presentación final, te ayudará a ganar confianza y soltura. Es recomendable, sobre todo, cuando presentamos en equipo, es decir, dos compañeros de trabajo que deciden presentar conjuntamente los servicios que ofrece su Empresa, para ello tendrán que:
- Ponerse de acuerdo en los puntos a tratar.
- Definir qué apartados tratarán cada uno de ellos individualmente.
- Aclarar cómo se van a ayudar en caso de necesidad.
- Conocer qué tipo de preguntas contestará cada uno.
- Saber cómo tratarán las posibles objeciones.
En resumen, se puede decir que ensayar nos ayudará a:
-
- Controlar el tiempo de la exposición.
- Controlar el nerviosismo.
- Ganar confianza
- A manejarnos con soltura con el material de la presentación.
Por cierto, ensayar es algo que podemos hacer delante de una cámara, un espejo o frente a amigos o familiares, lo importante es hacerlo, y que la forma en que lo hagamos no sea una excusa.
- Realizar la presentación. Por fin ha llegado el momento, los nervios nos empiezan a invadir, y empezamos a pensar que nos jugarán una mala pasada. No se si funcionarán contigo, pero para reducirlos te puede ayudar lo siguiente:
- Intentar utilizar técnicas de relajación. Si practicas yoga habitualmente te puede ayudar en estos momentos, y si no, también puedes realizar respiraciones largas y profundas, o leer alguna revista o libro de tu interés antes de enfrentarte al público.
- Puedes imaginarte a la audiencia en paños menores, a veces es una forma de perderle el respeto, y eso nos ayudará a entender que todos somos seres humanos.
- Empieza a visualizar el éxito, es decir, empieza a imaginar que lo has hecho fenomenal y que la gente estará encantada con tu exposición.
- Hay quien dice que sostener en la mano algún objeto punzante les ayuda a focalizar los nervios en ese objeto a medida que lo aprietan, eso sí, con cuidado que tampoco es cuestión de que acabe en tragedia.
En cualquier caso, hay que tratar de reducir los nervios, y por cierto, nada de alcohol para superarlos, los inconvenientes son mucho mayores que las ventajas ya que reducen considerablemente nuestras capacidades.
Siguiendo con la presentación, y dejando los nervios a un lado, tendremos que tener en cuenta los siguientes factores para conseguir el éxito:
- En el comienzo. Preséntate a ti mismo con confianza y con soltura, y nada de ir pidiendo disculpas, es decir, no utilizar frases como “no se si merezco vuestra atención” o “no se si el asunto a tratar será de vuestro agrado”, si el público está ahí es porque valora lo que tienes que decirles, así que a por ellos, pero eso sí, sin mostrarse arrogante.
- La complicidad con el público. Actúa con profesionalidad, no te muestres arrogante, valora y detecta si el público prefiere un ambiente más distendido e informal, mantén el entusiasmo en tus discursos, y no pierdas el contacto visual con la gente, es decir, intenta dirigir la mirada a todos los asistentes por igual sin focalizar en nadie en concreto.
- El tono de voz. Habla despacio y claro , vocaliza y tómate tus tiempos para respirar, mantén la cabeza levantada y asegúrate de que se te escucha sin problemas.
- Tu cuerpo. Tendremos que colocarnos de tal modo que estemos siempre visibles, que podamos consultar nuestras notas sin problemas, que accedamos cómodamente al micrófono y procurar no interponernos entre la audiencia y la pantalla.
- Las manos. Muchas veces no sabemos que hacer con las manos, ni donde meterlas. Es preferible dejarlas sueltas y reposando de una forma cómoda, sin meterlas en los bolsillos ni unirlas de manera forzada por delante o por detrás del cuerpo. Podremos utilizarlas para apoyarnos en una mesa alta, en el micrófono, para sostener un puntero, unas notas o incluso para hacer algún gesto.
- El tiempo. Hay que saber gestionar el tiempo, de ahí que la fase de ensayo sea tan importante, ya que en algunas exposiciones tendremos un tiempo limitado y tendremos que conseguir nuestros objetivos en ese periodo. Dejar tu reloj encima de la mesa te puede ayudar a controlarlo al tiempo que consultas tus notas.
En esta fase acabaremos con la conclusión de nuestra exposición y dando paso a las preguntas
- Fase de preguntas. Cualquier presentación, salvo que sea un sermón, acaban con una fase de preguntas, y aquí te recomiendo:
- Intentar anticiparte a las mismas. Si conoces el tema y has averiguado suficiente de tu público, no te resultará demasiado difícil.
- Prepara material de reserva. Material no expuesto en el discurso pero que te pueda ayudar en la fase de preguntas.
- No contestar hasta que nos hayan formulado totalmente la pregunta.
- Asegúrate de que has entendido la pregunta, puedes repetírsela a la persona que te la formula para asegurarte de que la has entendido.
- No presupongas nada y escucha atentamente.
- No pierdas la calma ante preguntas que puedan parecerte hostiles, intenta, si puedes, romper el hielo con algún toque de humor.
- No te alargues demasiado en las respuestas, se trata de que todo el público asistente, que quiera, pueda formular sus preguntas, y haya tiempo para todos.
- Ante preguntas que puedan parecerte ridículas no reacciones de forma arrogante, ni trates de ridiculizar a la persona.
- No estás obligado a responder a todas las preguntas, si no sabes la respuesta puedes emplazarla para otro momento, o incluso preguntar si en la sala alguien conoce la respuesta. Es imposible saber todo de todo, o incluso todo de algo, así que fuera complejos.
Como conclusión final, te diré que es muy importante afrontar las presentaciones con confianza en uno mismo, ya que nuestro éxito dependerá de nuestro estado de ánimo y de nuestra fuerza mental, así que no podemos permitir que los nervios nos arruinen el discurso, para así poder demostrar nuestro potencial.